jueves, 7 de agosto de 2014

La playa de Dulcinea 45 –Tatuajes

La playa de Dulcinea
45 –Tatuajes

La playa ya no es  el lugar apacible en el que paseamos unas docenas de vecinos, ahora se ha convertido en una zona de sálvese el que pueda, en la que un lugar para poner la toalla es un tesoro del que es difícil desprenderse. Todo se vuelve complicado, empezando por aparcar cerca de la playa-, -cosa que a los vecinos no nos preocupa-, pero tomar un refresco, ducharse, ir al baño, leer tranquilamente o hacer una foto del entorno, sin que salgan cuarenta cabezas, es casi imposible. Huele a cremas protectoras y bronceadores, a bocadillos de chorizo y a zapatillas recalentadas. Llega un momento en el que ni el agua del mar refresca los cuerpos; el verano está en sus días más calurosos. Todo el mundo quiere estar cerca de la  costa que es en donde se respira mejor. La playa no tiene su olor natural, de algas y sal, huele a todo lo demás; los ruidos nos rodean, lo mismo suena una botella de cava que acaban de descorchar en algún lugar cercano que se oye el ruido de una lata al abrirse o el gas de una botella de refresco entre la multitud de conversaciones y nombres de niños a los que sus madres no se cansan de llamar. Las rocas también están llenas de gente, cosa inusual. La playa se ha vuelto pequeña para tantos.
 Se amontonan los tatuajes, parece ser que están de moda, brazos, piernas, espaldas y tobillos lucen todo tipo de dibujos, algunos son obras de arte, otros son solo manchas de tinta escondidas en un cuerpo lleno de pelo y de antiguas historias vividas hace muchos años. Algunos llevan nombres y frases escritos en sus pieles, otros llevan dibujos en varios colores de flores, pájaros y animales. Hay un hombre mayor con pelo largo y gris, recogido en una coleta, que pasa a mi lado hacia el agua, lleva los brazos requemados del sol hasta poco más arriba del codo, en donde su piel está blanca y luce varios tatuajes de tinta casi negra, uno es una virgen y el otro es un escudo. Cuando le veo de espaldas descubro que lleva un corazón con un nombre grabado en la parte de atrás de un hombro y  un águila en el otro; La mujer que le acompaña lleva una rosa, tosca y oscura, en un tobillo y un corazón atravesado por un nombre en el brazo.
En el rellano de la escalera hay una mujer con un brazo y una pierna tatuados en su totalidad con tintas de varios colores y dibujos florales que no distingo bien desde aquí y a mi lado veo el tatuaje que mi vecino tiene en la cabeza, una araña, mientras mi otra vecina pone al sol la lagartija que tiene tatuada en el pecho y que parece respirar cuando ella lo hace.   
Las olas no tienen sonido ante tanto ruido y el mar tiene sobrecarga de veleros, lanchas, piraguas, barcos de línea, buceadores, motos acuáticas y bañistas. El colorido es indiscutible.
Paul sigue haciendo pulseras y collares de cuentas de colores, desde donde estoy le he visto vender unos cuantos y sonreír abiertamente de satisfacción; Too-lo a veces le visita, parece que se han hecho amigos y, de vez en cuando, le lleva un café o un bocadillo, esta mañana le vi cuando le entregaba una bolsa llena de cintas de colores, plumas, lentejuelas y cinta elástica de cuando Too-lo trabajaba en los espectáculos de la noche. Paul ha estado a punto de echarse a llorar al abrir la bolsa, al momento se ha puesto a inventar collares nuevos poniendo plumas y conchas entre las cuentas. Es bonito verle sonreír y trabajar con tanto interés, pero hay algo en su rostro que me preocupa; es cierto que hace mucho calor pero, Paul, ha tenido, y tiene, la frente perlada de sudor durante toda la mañana, estando, como está, sentado en la entrada de la cueva, a la sombra de los arbustos que crecen encima no tendría por qué tener tanto calor. Desde que he llegado a la playa no se ha levantado ni ha dado un paso y su pie supura cada vez más por lo manchada que tiene la venda. Le he preguntado si se la cura bien y me ha dicho que sí, pero no le creo.


Dedicado a todos los que en algún momento se han preocupado por alguien. Gracias por leerme. Un saludo. Amaya Puente de Muñozguren. Todos los derechos reservados. Si os ha gustado, compartirlo con los amigos y la familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario